Subida a Sant Joan.

A las 8 Antu, Pedro, Sergio, Fabián, Joan, Luís, Pere y yo nos encontramos en el árbol dispuestos a aprovechar la mañana, y si es posible, hacer una barbaridad intentando subir hasta Sant Joan, en Montserrat. Pere viene con la rueda pinchada de la Palma, así que después de arreglarlo, nos ponemos manos a la obra.

En la carretera de las Carpas nos encontramos a varios ciclistas de Martorell, con los que iremos hasta la colonia Sedo. El tema de conversación será (como no) la animalada de salida del domingo pasado. Pronto nos separamos y por la carreterilla de montaña que evita el tunel y los puentes, vamos dirección Montserrat, que a estas horas está parcialmente oculto bajo la niebla.

La subida a Montserrat la hacemos guardando, pues sabemos que lo malo vendrá luego. En el monasterio nos reagrupamos y surgen serias dudas: Debido a la niebla, parece que el camino está húmedo, lo que hace todavía más complicada la subida. Aun así, (sin demasiada convicción) decidimos probar..

La primera parte de la subida está mojada, pero la pendiente aunque es durísima todavía es asequible y vamos haciendo. Poco después de pasar la valla, la pendiente aumenta y el cemento que forma el camino está totalmente roto. Aun así, seguimos subiendo y pasamos la ermita de Sant Miquel, llegando a la balsa de agua. 

A partir de aquí, comienza lo peor. Por suerte la niebla a desaparecido y el cemento ha mejorado un poco. Aunque la inclinación está todo el rato por encima de 14, intento guardar un poco de fuerza pues recuerdo que lo peor aun está por venir. No estamos para fijarnos, pero la vista es fantástica, con la falda de Montserrat cubierta por la niebla y un paisaje espectacular.

Finalmente llego a una curva a la derecha donde sé que comienza lo peor. Por el exterior y tirando de brazos la subo, y inmediatamente llego a una curva a la izquierda a la salida de la cual hay una recta criminal. Es la rampa más dura de toda la subida (30%?) y tengo que tirar de todo para seguir pedaleando y no bajarme de la bici, nunca he estado tan a punto de tener que poner pie a tierra. Al borde del colapso la rampa pasa y la inclinación de la pendiente baja algunos grados, hasta que finalmente se hace asequible. Ya casi hemos llegado arriba. El camino se convierte en una pista de tierra y poco después estamos en el punto más alto, desde donde vemos el funicular de Sant Joan.

Pere, Pedro y Luís llegan también arriba, y más felices que “unas pascuas” y ante la mirada atónita de algún excursionista, nos hacemos unas cuantas fotos para inmortalizar la ascensión (personalmente dudo mucho que vuelva a meter la bici por esos sitios..).

Ahora toca bajar.. y vaya tortura! Además del traqueteo, en algún tramo tengo la sensación que voy a salir volando por encima del manillar, pero muy poco a poco y con mucho cuidado volvemos al monasterio, donde nos juntamos con el resto de compañeros que se han dado la vuelta en la subida y hacemos nuevas fotos.

Pedro y Fabián deciden irse hacia Sant Andreu, pues tienen que trabajar por la tarde, mientras el resto vamos dirección Can Masana, desde donde giraremos hacia el Bruc.

La conexión del Bruc con Collbató parece una gimcama... un montón de cruces, carreteras de dirección única (la opuesta a la nuestra), trozos de tierra, incidentes varios... pero finalmente conseguimos llegar a Collbato. De aquí llegaremos a Esparraguera, donde Joan, Luís y Sergio deciden volver para Sant Andreu, mientras Antu, Pere y yo alargamos un poco la vuelta.

Los tres que quedamos ponemos dirección Piera, y a mitad de subida giramos a la izquierda por una carretera rural que nos lleva, después de una buena rampa, a la Beguda Alta. De aquí vamos a Sant Esteve, y posteriormente dirección Gelida por carreteras rurales. Una vez en esta ciudad, Martorell y Sant Andreu, donde Antu y yo paramos mientras Pere sigue.

Resumiendo, gran mañana de ciclismo... con buena compañía, buen tiempo y una subida que siempre había pensado que era totalmente imposible de subir, subida.. que más se puede pedir!.